CARLOS
DANIEL MAZO VÁSQUEZ
Departamento
de trabajo social
Universidad
de Antioquia
La
obra de Enrique Patiño como acto de memoria
Hablar de desaparecidos y sobre todo en un
contexto como el colombiano, en su mayoría de las veces remite a la violencia
haciendo pensar que estos casos son en su mayoría de desaparición forzada, este
pensamiento no es la excepción cuándo se lee un libro como “Cuando Clara
desapareció” que inevitablemente conlleva a sacar esa conclusión, pero lo que
aquí interesa independientemente de cómo
haya sido la desaparición de Clara es tratar de ver desde nuestra perspectiva cuál
ha sido la intención de Enrique Patiño al momento de escribir el libro; en
otras palabras, es identificar cómo Enrique Patiño utiliza la memoria para
demostrar lo que produjo la desaparición de Clara en la novela “Cuando Clara
despareció”.
Para entrever el propósito del autor,
seguiremos los siguientes pasos: a) ¿Qué dice la ley y el Estado acerca de los
desaparecidos?, b) ¿Porqué escribir?, y finalmente, c) ¿Porqué escribir se
convierte en un acto de memoria?
Antes parece pertinente entonces, aclarar
algunos datos esenciales sobre el autor y sobre el libro que de entrada
permitirán sacar algunas conclusiones. Enrique Patiño es hermano de Clara,
protagonista del libro; Clara desapareció en 1991 y aunque no se puede concluir
con certeza que su desaparición haya sido forzada, se tienen indicios de que ha
sido así y de que ha sido más por tapar hechos de corrupción que del mismo
conflicto armado. (Patiño, 2017, p. 100)
a)
¿Qué dice la ley y el Estado acerca de los desaparecidos?
Ahora bien, entrando en la metodología
propuesta, habrá que decir que para 1991, año en que Clara desapareció, no se
tenían leyes que por así decirlo regularan procedimientos de búsqueda o de
control de las personas que se reportaran como
desaparecidas, el mismo libro da indicios de
ello cuando cuenta la angustiosa búsqueda que la familia Patiño emprendió
cuando al fin tuvieron la certeza de que Clara no volvería, pues se encontraron
con el silencio de organismos estatales o gubernamentales que nunca pudieron
dar respuesta a ninguno de los reclamos y denuncias que por tan lamentable
hecho se hicieron. (Patiño, 2017, p. 51-60).
La gran conclusión a la que pudo haber
llegado en ese momento Patiño es la misma a la que hace referencia el Centro
Nacional de Memoria Histórica (CNMH) cuando afirma que el Estado es
ineficiente, pues hace omisión y no establece mecanismos adecuados para buscar a personas víctimas de desaparición forzada
(Centro de memoria histórica. 2014, p. 49-51); haciendo una advertencia que
aunque no se puede afirmar que es una desaparición forzada, Patiño en su obra
hace inferir que esto es lo que pudo haber pasado con su hermana Clara.
La obra de Patiño que indudablemente no
intenta dar lecciones de derecho o algo parecido, no debe de interpretarse de
manera aislada de acuerdo con este tema, pues es claro en denunciar la falta de
mecanismos que no se proveyeron de manera adecuada con la desaparición de su
hermana así como con los miles de desaparecidos y asesinados registrados para
el año de 1991. (Patiño, 2017, p. 31).
Por eso es fácil reiterar lo que el CNMH dice
en su “Balance de la acción del Estado colombiano frente a
la desaparición de personas”, pues para ellos es claro que para el año de 1991,
año en que Clara desapareció, el estado no tenía leyes claras en cuanto a la
desaparición forzada de personas por lo que muchas vidas quedaron en el olvido,
y aunque en la actualidad se reconoce la evolución dentro del marco jurídico,
lo cierto es que aún el Estado no sabe responder a los interrogantes sobre los
desaparecidos antes de la promulgación de estas leyes (Centro de memoria
histórica. 2014, p. 49-52).
El
Estado colombiano, si bien no ha podido responder a estas denuncias si ha
avanzado y de manera significativa en cuanto al tema, lamentablemente ha sido
el conflicto armado y no el dolor de estas personas lo que ha forzado por así
decirlo al estado a establecer leyes que alertan, buscan, investigan y protegen a las personas
desaparecidas y sus familias.
En
cuanto a leyes, el Estado solo vino a promulgar leyes concretas y reales desde
el 2000 con la ley 589 de 2000 que establece mecanismos de búsqueda, la
responsabilidad de los diferentes organismos, que hacer cuándo se encuentra al
desparecido sea vivo o muerto , como alertarse en caso de peligro, entre otros (Centro
de memoria histórica. 2014, p. 59-102), que para este ensayo no es preciso
profundizar.
Hasta
ahora podemos decir entonces que la familia Patiño siguió el conducto regular que
indudablemente fue insuficiente y que termino por tener el tema de la
desaparición de Clara como algo normal en la familia, lo que tristemente
llamamos resignación pero que para un miembro de la familia Patiño no quedó
allí, él quería ir más allá de lo que su familia hizo y de lo que lógica pero
tristemente, el Estado no hizo; él escribió y aunque aparentemente puede
parecer muy insignificante este hecho, este ensayo a partir de este triste y
cruel antecedente dará cuenta de que tiene gran valor el escribir.
b)
¿Porqué escribir?
El arte de escribir es casi tan antiguo como
el de hablar, es una herramienta de la comunicación que permite plasmar
sentimientos, opiniones y pensamientos que dan cuenta de nuestra forma de ver
la vida y del norte al cuál queremos conducirla; esto es lo que hizo Patiño, el decididamente se sentó a
escribir, con lo poco o mucho que sabía de su hermana logró plasmar y contagiar
al lector, consiguió lo que Paul Ricoeur llama la identidad narrativa, pues
logra que el lector se ponga en los zapatos de los personajes indiferente de si
han experimentado o no dicha situación (Ricoeur,
P. 1999).
Patiño lo que hace en su obra es contar una
historia de vida, la historia de su familia, de su hermana, de su dolor, de su
angustia, de su mamá, de su papá, de su sobrina, pues “Hablar
de un quien en el relato es contar la
historia de una vida”. (Ricoeur,
P. 1999 p. 24).
Para poder comprender lo que quiere expresar
el autor, es necesario adentrarse y leer lo que está allí, solo así podremos
comprender finalmente la teleología de lo que está escrito, ya que este tipo de
relato incitan e invitan a no quedarse con una mirada superficial que solo dé
cuenta de lo que dice el texto, Enrique Patiño escribe con la finalidad de que
quién lo lee comprenda no solo las palabras sino todo el jaez secuencial que se
traduce en experiencias, emociones y sentimientos de lo que él ha plasmado, aunque muchos de los
hechos que allí están escritos probablemente de deban a la imaginación del
escritor. (Ricoeur, P. 1999 p. 16).
Es
por esta misma razón que al leer a Patiño no se puede suprimir nada de lo que
está allí, es decir hacer una lectura fragmentada de la novela, pues todo lo
que está escrito tiene una finalidad, adquiere una identidad, los personajes
siempre tienen algo que decir, algo que mostrar al lector, por eso aunque el
relato en muchos de sus fragmentos sea ficticio, siempre va a adquirir una
identidad que la misma narrativa le da. (Ricoeur, P. 1999 p. 221).
Por eso Enrique Patiño escribe, para
demostrar algo, él quiere decir algo a quien lo lee, podría decirse incluso que
es una forma de denuncia que sobrepasa el marco de lo legal para introducirse
en lo mágico, en lo que es intangible pero se puede experimentar, trata de
cargar con el dolor que no es solo suyo para transformarlo por medio de la
escritura, es en mi concepto una de las respuestas
al porque escribe el autor esta novela; la otra respuesta se revela en cuanto a
la principal finalidad del escrito en mi opinión que es hacer una acto de
memoria a Clara que se extrae de todo lo anteriormente vivido y que se convierte en denuncia y en clamor.
c)
¿Porqué escribir se convierte en un acto de memoria?
Si algo ha demostrado la historia de por sí
llena de conflicto y violencia en Colombia es que la literatura se convirtió en
testimonio memorial que narran todo el acontecer nacional, que rescatan del olvido
y denuncian lo prohibido. Entre las novelas y demás que se adhieren a este
sentimiento se pueden encontrar: “El olvido que seremos” de Héctor Abad
Faciolince; “Cóndores no entierran todos los días” de Gustavo Álvarez
Gardeazábal; “Cien años de soledad”, “El general en su laberinto” de Gabriel
García Márquez; “Demasiado héroes” de
Laura Restrepo y “cuando Clara desapareció” de Enrique Patiño, entre
otras; todas obras excepcionales que retratan la historia, configuran al lector
con el personaje, y finalmente en varios casos, recrean la historia personal de
quien escribe (Ortega Valencia, P. 2015, p. 44).
Al
escribir, siempre hay una motivación ese es en último término lo que lleva al
autor a realizar este acto. (Ortega Valencia, P. 2015, p. 42).
Surge
pues la pregunta de por qué escribir se puede considerar un acto de memoria que
surge incluso desde lo más profundo del pensamiento como una evocación al ser
que se busca, a la palabra no encontrada y al consuelo que pasa desapercibido,
a un presente que cada vez se presenta con más intensidad pues:
El testimonio
como expresión de la memoria posibilita el recuperar la ausencia del momento o
de la realidad perdida, junto con sus protagonistas, que al haber visto,
vivido, sentido, se convierten en trasmisores de realidades ocultas, pues al
estar narrando están viendo su presente a pesar de que los acontecimientos ya
hayan pasado. (Ortega Valencia, P.
2015, p. 42)
Escribir
es un acto de memoria en el que siempre se van a encontrar dos actores, quien
escribe y de quien escriben, es decir, el desaparecido (Ortega Valencia, P.
2015, p. 50); no se puede entender el uno sin el otro, ambos forman la
totalidad de un texto que hace pensar que quién escribe no quiere callar, no
quiere olvidar, no quiere sumirse en el silencio de no despertar así sea en la
psique, en la imaginación, en su memoria, el recuerdo de quien ya no está.
El
escribir como acto de memoria es un grito que nace de lo más profundo de las
motivaciones interiores que generan las experiencias de violencia que se han
vivido, por lo tanto, un acto de memoria es un grito al corazón de la sociedad
que se traduce en una súplica más que en una denuncia, en un ruego más que en
incriminaciones sociales y personales, en una interpelación en la que todos los
lectores nos tenemos que preguntar, cuestionar y analizar el porqué Colombia
está como está. Escribir como acto de memoria es por tanto un ejercicio de
análisis que recuerda los asuntos del pasado y que han de estar orientadas al
cese de la violencia en todas sus manifestaciones (Ortega Valencia, P. 2015, p.
134).
Escribir
como acto de memoria lleva al autor y el leer al lector a sumirse en un grito
que ha permeado a las víctimas y al pueblo, un grito que hace que ni la muerte,
ni la desaparición, ni la incertidumbre tengan señorío en la sociedad el grito
del ¡Nunca Más! (Ortega Valencia, P. 2015, p. 121), que hace que quien escriba
reclame con una voz significativa un derecho que le ha sido negado, un
reencuentro que le fue postergado, una verdad que le fue desviada, una justicia
que no ha llegado y una reparación que parece abstracta en una Colombia llena
de víctimas rodeadas de tristeza y dolor.
De cómo describe Ricoeur lleva al perdón y sin
entrar en contradicción, es una llave al olvido, un olvido que sana las heridas
del pasado sin dejar de recordar al protagonista de lo escrito, escribir desde
la hermenéutica que hace Ricoeur es un acto de perdón que conduce a la
grandeza. (Ricoeur, P. 1999 p. 27).
A
modo de conclusión, la intención de Enrique Patiño es clara al escribir pues,
la memoria como acto puede ser entendida como un ejercicio práctico que más que
recordar permite traer a un contexto tanto hechos pero preferiblemente personas
y en este caso especifico una persona desparecida, Enrique Patiño recuerda a su
hermana, denuncia lo que pasó e indudablemente trata de encontrar respuestas
que le han sido esquivas.
Patiño
escribe para no olvidar, para no callar, para no desaparecer nuevamente a
Clara, para no poner punto final a una historia que no debió terminar así, una
historia que aún no tiene punto final. (Patiño, 2017, p. 202).
BIBLIOGRAFÍA
Patiño, E. (2017). Cuando Clara desapareció. Bogotá: Alfaguara.
Ortega Valencia, P. Castro Sánchez, C.
Merchán Díaz, J. Vélez Villafañe, G. (2015). Pedagogía de la memoria para un país amnésico. Bogotá. Universidad
Pedagógica Nacional.
Centro Nacional de Memoria Histórica (2014). Balance de la acción del Estado colombiano
frente a la desaparición de personas. Tomo IV. Bogotá: Imprenta Nacional.
Ricoeur, P. (1999). Historia y narratividad.
Barcelona: Ediciones Paidós.